Cada vez se liga más por Internet, pero las tácticas son las mismas: búsqueda de un igual y el hombre ataca primero
Mercè Molist
¿Buscar pareja en un sitio web acaba con el romanticismo? ¿Las divorciadas los prefieren divorciados? Un estudiante del Massachusetts Institute of Technology (MIT) decidió ir más allá de las típicas estadísticas sobre los servicios de contactos en línea y centrarse en su lado más humano. Descubrió que el proceso del ligue es igual en la red y fuera de ella.
Casi 8 millones de personas se han registrado alguna vez en los dos principales sitios de contactos en línea que operan en España: Meetic y Match.com. Sólo el mes pasado sumaron un millón y medio de visitas. Lejos del tópico que dice que son los nórdicos quienes usan estos servicios, España es el segundo país europeo más rentable para Match.com.
Lo confirman cientos de historias de amor, como la de David y Rocío, que acaban de viajar a París para celebrar un año de vida en común. Se conocieron en Match.com. Ella acababa de salir de una relación. Él era un recién llegado a Asturias y buscaba amigos.
Esther y Xavi, de Barcelona, empezaron en el mismo portal y acabaron en boda. Suena el "Love me tender" cuando llamas al móvil de Esther: "Nos vimos quince días después de conocernos. Fue mirarnos a los ojos y saber que no nos separaríamos".
La percepción de los sitios web de contactos como nidos de solitarios y desesperados es cosa del pasado, según un reciente estudio del Pew Internet & American Life Project, que afirma que el 61% de internautas de Estados Unidos no lo creen así. Pero la mitad advierten que, en estos sitios, la gente miente sobre sí misma.
Lo confirma la tesis "Regresiones románticas. Un análisis del comportamiento en los sistemas de contactos en línea", de Andrew R. T. Fiore: "Una parte significativa de usuarios exageran sobre su información personal. Incluso las fotos no son impecables: podemos poner una en la que estemos favorecidos, no mostrar todo el cuerpo, o usar la de otra persona".
Lo corroboran diversos datos sobre los que pone en duda la autenticidad, como el hecho de que el 24% de mujeres se presenten como "esbeltas", un 37%, como "atractivas" y el 34% de hombres, como "atléticos".
Esther lo niega: "No tiene sentido mentir porque quedarás fatal cuando te cites con la otra persona". También David y Rocío aseguran haber sido sinceros al rellenar su perfil, aunque ella añade: "Hay gente a la que sí pillas con mentiras, como decir que son de una forma y ser de otra".
Andrew Fiore realizó su estudio en 2003, observando durante ocho meses el comportamiento de los usuarios de un sitio de contactos en línea. Las conclusiones, que acaba de publicar en Internet, siguen siendo vigentes.
Su retrato del usuario de estos servicios coincide con los datos más recientes de Meetic y Match.com en España: personas de entre 25 y 45 años, con estudios universitarios, poder adquisitivo medio-alto, quieren una relación a largo plazo y una tercera parte están divorciados.
El 65% son hombres, con una edad media de 36 años, y el 35%, mujeres, con 33 años de media. El estudio aclara: "Aunque las mujeres representan sólo un tercio de los usuarios registrados, son la mitad de los miembros activos".
Según Fiore, la razón es que "muchos hombres se registran pero, al no recibir respuesta, se van. Las mujeres, en cambio, siguen frecuentando las zonas de chat, por si aparece un hombre, con quien jugarán a tener charlas excitantes, pero no responden con la misma pasión si él se pone en contacto por correo electrónico".
Como en la vida misma, los hombres inician el 73% de contactos y reciben respuesta el 18% de veces. En cambio, las mujeres inician el 25% y son respondidas siempre. Así lo comprobaron Esther y Rocío, que mandaron el primer mensaje: "Ví su foto y me dije: ¡Ese es para mí! Al día siguiente ya recibí su respuesta", explica Esther.
Según el estudio, las mujeres afirman buscar hombres 2,5 años mayores que ellas y los hombres, mujeres 2,5 años más jóvenes. Pero, en la práctica, "ellos buscan a mujeres 4 años menores".
La razón para iniciar un contacto es simple, explica Fiore: "Los usuarios quieren a alquien que se parezca a ellos". Por orden de importancia, buscan la coincidencia en el estado civil, si se quieren tener hijos, cuántos se tienen ya, la constitución física, si se fuma, la apariencia física y el nivel educativo.
Efectivamente, Rocío contactó con David porque a ambos les gustaban el "tunning" y viajar. Esther, separada, escribió a Xavi, soltero, porque "ambos somos redonditos, tenía una mirada bonita y una cara simpática. Era mi alma gemela".
Fiore destaca: "El hombre recibirá más mensajes según su edad, estudios, sueldo y atractivo físico que afirme tener. No es importante, en cambio, si quiere hijos, su peso o constitución atlética". La mujer, por contra, triunfará si no tiene sobrepeso, es atractiva físicamente e incluye una foto.
"Curiosamente, definirse como esbelta no se asocia con recibir más mensajes", asegura el estudio y añade: "A los hombres les importa, más que a las mujeres, la belleza facial. Por eso es importante la foto, el cuarto condicionante para que una mujer reciba un mensaje, mientras que en los hombres es el penúltimo".
En cambio, fumar y beber en ocasiones sociales son factores que reducen la posibilidad de encontrar pareja.
Fiore critica: "En las relaciones tradicionales, el mostrarse poco a poco y el misterio constituyen una parte importante. En cambio, los sistemas en línea dan toda esta información de golpe, eliminando el disfrute de descubrir al otro y la imaginación que acompaña a la prospección romántica".
Rocío discrepa: "El perfil no cuenta toda tu vida. Pone que te gusta la salsa, pero hay muchas más cosas que te vas contando poco a poco. Hace poco he descubierto que David es un cocinero genial". Y Esther: "Es una ventaja saber que aquella persona tiene afinidades contigo. El romanticismo está en la ilusión de verte, descubrir si hay química y aprender más cosas juntos".
El estudio añade: "En el ligue en línea, los usuarios buscan al otro a partir de características superficiales, rechazando de entrada a quien no coincide con sus criterios de búsqueda". Esto lo convierte en un "ligue por catálogo" o un "mercado de matrimonios, donde cada cual compra su combinación preferida de cualidades y se vende como un producto".
Lo que conlleva, según Fiore, que sea más fácil acabar una relación porque "sabes que tienes a tu disposición, siempre que quieras, un catálogo de parejas". Cortar queda, entonces, reducido a "bloquear con dos clics la comunicación con esta persona". Después de cinco y casi tres años de relación estable, ni Esther ni Rocío están de acuerdo.
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